Imagen de mi baúl-e
20 diciembre 2025
- Han pasado diez años desde aquellas oficinas con la mesa llena de presentes navideños y cientos de postales que nos hacían sentir importantes. Hoy esas costumbres apenas sobreviven, y lo que antes era ostentación se ha vuelto recuerdo.
- Lo esencial, sin embargo, sigue intacto. Y cada vez lo siento más: la familia, la salud, los pequeños gestos que no se compran. Aquellos presentes y aquellas postales fueron símbolo de un tiempo que ya no vuelve, pero lo que permanece es mucho más valioso. Hoy, el mejor regalo no viene envuelto en celofán, sino en la mirada cómplice de mis nietos, en la conversación pausada con quien me acompaña, en el silencio compartido que ya no necesita palabras.
- Este año, como entonces, descubro que el verdadero regalo no está en lo que se recibe, sino en lo que se comparte. Un beso inesperado de mi nieta, una sobremesa sin prisas, la risa que brota sin motivo… todo eso es ahora mi premio, mi verdadero presente navideño.
- Feliz Navidad, sí, diez años después, sigue siéndolo.
Siempre es un buen año para celebrar la Navidad. Ese momento de hermanar, recuerdos, con protagonistas, presentes y ausentes.
ResponderEliminarUn abrazo.