24 agosto 2025
- No, no tiene por qué ser aburrido; ni por ello verse sometidos a la tortura de aguantar a los niños (cuando los padres se van cada día a trabajar); ni quedarse de niñeros cuando los hijos se van de cena; ni llevar a los "peques" y no tan "peques" al colegio pues los padres tienen que salir de madrugada a su trabajo; ni tampoco hay que tener miedo a hacerse cargo de la fiebre de los niños cuando los padres están en sus ocupaciones, no, nada de eso es aburrido, a eso algunos aún le llamamos amor, ese es su nombre y eso se hace siempre sin pedir nada a cambio.
- En un mundo que a menudo mide el valor por la productividad, los abuelos solemos recordarle a nuestro mundo que el amor verdadero no se contabiliza, se entrega. Nuestra presencia en la vida de los hijos y nietos no es una carga, sino un acto de generosidad silenciosa, una extensión del amor que no exige, no reclama, simplemente está. Los abuelos no “aguantamos” a los niños, los acogemos; no “cubrimos” a los padres, los sostenemos.
- Como dijo Jorge Luis Borges: “Uno está enamorado cuando se da cuenta de que otra persona es única.” Y en esa forma única de verlos, los abuelos ven a sus nietos, a sus hijos, y se entregan sin medida, porque el amor (el de verdad), no se negocia, se vive.
- Mundo: No los olvidéis.
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