Ruinas que respiran
13 septiembre 2025
- Hoy no es un día especial, no estoy en tiempo de vacaciones, no estoy hospitalizado y aunque no pueda (casi), andar aún puedo conducir y ello me hace sentirme útil y escasamente exangüe, pues puedo salir hacia todos aquellos templos del ayer y del hoy amigo, que me hacen sentir vivo. Puedo bajar la ventanilla del amable vehículo que me lleva a todas partes y dejar que el aire marino entre por mis dañadas fosas nasales como si del mismo incienso papal se tratara incensando todo el entorno que más amo.
- Me miro donde sea capaz de verme y me doy cuenta de que soy un tipo con suerte, que aún tengo mucho por hacer, pero ¿qué?, ¿dónde?, ¿cuándo? Sueño con que existo en un mundo cuyo atrio ceremonial y sus pilares están esperando que les dé las órdenes que necesitan recibir para que todo se repare, que la vida vuelva a ser vida para todo el mundo que se sienta persona, que los sentimientos ganen terreno al poder y que las esencias de los más puros deseos hagan que de nuevo el futuro para todo este entorno sea algo agradable, deseable y natural.
- Hoy, desde este rincón de conciencia y memoria, doy fe de que el futuro no es una quimera: existe, nos espera, y en él estarán quienes más amamos. Mi sueño no es pequeño, ni pasajero; es un llamado profundo a quienes poseen el poder y el saber de restaurar los valores que han hecho del ser humano una especie capaz de sentir, pensar y trascender. Propongo la lucha serena, el esfuerzo constante, el valor que no se rinde y el espíritu que se eleva incluso en la adversidad. Que esta imagen de ruina iluminada sea símbolo de lo que aún puede renacer: que los templos del alma se reconstruyan, que el aire vuelva a ser incienso, y que la vida, por fin, se llene de sentido.
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