11 septiembre 2024
- Esta mañana leía un mensaje de Juan en el que me contaba que su vida se movía en una praxis sin estímulos ... y entonces yo salí a consolarle, yo, precisamente yo.
- Estímulos ¿eso qué es? - pensé.
- A esa llamada cierta edad ya no te dejan comer (debes adelgazar pues con tu enfermedad tus piernas no te aguantan y no vendrá nadie a ayudarnos), ni beber (tienes fibrilación auricular, un hígado de cantante de rock y un vientre reventón), ni tomar el sol (te saldrá un cáncer de piel pues ya tienes muchas manchas sospechosas en los brazos), ni andar (tus rodillas y la propia FSHD ya no te permiten mantenerte en pie más que para irte cogiendo de paredes, muleta o andador con silla), ni mucho menos bailar (lo cual hacía con cierta habilidad justo antes de la pandemia de la COVID-19).
- Ante un panorama así, ¿de que sirve vivir?
- Lo importante es vivir - me dicen todos los que me quieren.
- Eres afortunado, todavía tienes la cabeza en su sitio y tu enfermedad es invalidante, pero no da grandes dolores - dicen otros.
- Dios hará justicia contigo, Enrique - me dicen los más piadosos y creyentes de la Fe cristiana.
- Y yo los escucho, callo, pienso, sueño y aunque ya no sé si vivo, debo creer que soy feliz y que vivir la vida, aún y en cualquier condición, es bella mientras exista una sola persona que te quiera en este mundo.
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