13 septiembre 2024
- Sueles notarlo, sabes que has comenzado el descenso y no me refiero a cuestiones terrenales. Sus ojos me lo hacían saber cuando intentaba conversar con mi abuelo en uno de sus últimos días. Yo era un niño y él estaba triste, cansado, aburrido de estar... quería irse.
- Algunas veces y a cierta y mucha edad, empiezas a creer que eso de cambiar de vida puede que sea, incluso, algo bueno. La decadencia física, el dolor, la escasa y/o dificultosa movilidad, la ausencia de objetivos, el constante desanimo que notas a tu alrededor, la cada vez mayor invisibilidad del mundo que te rodea, el reducido interés terrenal por nada que pueda parecerse a un objetivo vital y ese especial ... ¿qué hago yo aquí?, todo eso incrementa e ilumina el interés por el cambio.
- Pero cada noche, en mis sueños de lo imposible, acabo reencontrándome con el mundo de la vida cuando noto su calor junto a mi, su constante interés por hacerme la vida fácil y, especialmente, esa inquebrantable lealtad y amor de esa mi otra mitad, esa amable y adorable persona que duerme al otro lado de mi cama desde 1972, todo eso y por eso me hace creer que debo vivir, que debo seguir ... le debo la vida.
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