21 octubre 2025
- "¿Si la muerte pudiera hablar?"… es de lo que quiero hablar en este post de hoy. Un supuesto que parece un tema tabú para muchos, no sé si para mí también, por eso he decidido hoy, pletórico de felicidad y de salud cerebral apasionada, tocar el tema.
- Si la muerte pudiera hablar, si se hiciera tangible o audible y me dijera: "¡Deja todo, que nos vamos! Se acabó tu tiempo". ¿Qué le contestaría yo? ¿Y tú?
- A veces pienso que, para los de mi generación, esa escena no es una fantasía, sino una certeza que se aproxima con pasos silenciosos. Y entonces me imagino respondiéndole: ¿Podemos esperar a mañana? Pero si me dijera que no, que es ahora, le diría: Entonces vámonos cuanto antes. No quiero que nadie sufra viendo mi agonía.
- Aunque no sé si eso sería verdad. Tal vez me pondría a llorar. Tal vez no. Lo que sí sé es que lo primero que haría sería abrazarla a Ella. Fuerte. Sin soltarla. Intentaría fundir sus huesos con los míos. Le pediría que no me llorase, que viviera su tiempo con la gente que la quiere, que no perdiera la vida por mi marcha. Le pediría que se dedicara a ellos, a Ella, que tanto ha sufrido conmigo, que ha hecho de mis males algo llevadero.
- Me invadiría un pánico terrible por no haber previsto esta situación: ¿Dónde están los papeles? ¿El testamento? ¿Las escrituras? ¿La lista de cosas por hacer cuando el otro yo se va? ¿Los contratos de agua, luz, títulos de propiedad…? ¡Qué horror! Pero no. Tengo casi todo hecho. Es como si la guadaña la hubiera visto venir. Todo está en orden. Incluso mi carta de despedida… aunque debo renovarla.
- Tengo asumido que esto ha de pasar. Y lo digo con alegría y con tristeza. Alegría por lo vivido. Tristeza por tener que irme algún día. Estoy preparado, lo cual no significa que no le tenga miedo a la Parca. Claro que le tengo miedo.
- Pero más que a la muerte, temo dejar a los que amo en situaciones incómodas, sin guía, sin instrucciones. Por eso he escrito, previsto, anotado. Porque sé que la Señora de la Muerte no avisa. Y por eso animo a todos a hacer lo mismo: Poner las cosas sobre la mesa, bien resueltas o al menos indicadas.
- No quisiera terminar este inesperado texto sin un grito esperanzado para quien quiera y/o pueda oírme:
Y si la muerte llegara hoy, que me encuentre con los brazos abiertos, no por rendición, sino por gratitud. Que sepa que viví con intensidad, que amé sin medida, que dejé huellas claras para quienes siguen el camino. Que mi partida no sea un eclipse, sino una aurora para los que quedan. Porque cada adiós bien dicho es también una bienvenida a la memoria, al legado, a la vida que continúa. No temo a la Parca si sé que mi amor, mis gestos, mis palabras, seguirán latiendo en los corazones que toqué. Que venga cuando quiera, pero que sepa que aquí vivió alguien que supo despedirse con alegría.
Que bonito como lo cuentas, y esa sinceridad que siempre tienen tus pensamientos que reposan en tus letras.
ResponderEliminarYo estoy comenzando a dejar las cosas arregladas... y te contaré una cosa para quitarle un poco de seriedad al tema.
Ayer me propuse ir al notario para hacer el testamento, y yo estaba tranquila. Cuando salí a la calle comenzó a dolerme el pecho y me asusté bastante, mientras,recorrí todo mi cuerpo a ver si sentía otro síntoma que pudiera darme una lectura, y no. Se me fue pasando, pero ya estaba pensando en ir a urgencias :))). La verdad que no sé que haría, respondiendo a tu pregunta. Se lo consultaría a mis hijas... Supongo que dirían: no mamá por favor, que es lo que le habría dicho yo a mis padres.
Un cálido abrazo Enrique.
Gracias, Elda, eres muy amable y, ah, esas sensaciones como la que tú tuviste camino de la notaría, parece ser que son normales a partir de los 50.
EliminarUn fuerte abrazo
Que buen alegato final !.... i que tranquilidad desprenden tus palabras para agoger el final, todo i que no sabemos cómo serà; pero me gustria seguir tu ejemplo .
ResponderEliminarUn abrazo, saludos !.
Gracias Artur, eres muy amable.
EliminarSaludos.
Uno de vivir con plenitud y si arrepentimientos. Te mando un b eso.
ResponderEliminarAsí es, querida Judit.
EliminarUn fuerte abrazo, escritora.
Hola Enrique, menuda pregunta en la que nos pones a pensar. Por experiencia he aprendido lo sorpresiva que se presenta esta señora. A veces ni toca la puerta.
ResponderEliminarHace algunos días pensaba en ella, en que no quisiera aún irme, en que quisiera acompañar a mis nietos un buen trecho. Creo que eso le pediría si hablase con ella.
Gracias por tu consejo de dejar todo en orden, me falta escribir esas instrucciones que tanto aligeran a los que quedan tras la partida.
Un gran abrazo
Eres genial, Cecilia, mucho.
EliminarUn fuerte abrazo.
Ante este texto tuyo de hoy me voy a la escena de la anciana moribunda en la película "Conoces a Joe Black?" con esas frases y por supuesto con Brad Pitt! Un abrazo Enrique!
ResponderEliminarEsa película me encanta aún hoy solemos verla, al menos, una vez cada año.
EliminarUn abrazo, María Cristina.
Una buena manera de afrontar la muerte algo que sabemos que un día llegara y que por una parte es mejor esa forma rápida sin una agonía en la que no solo sufre la persona a morir también aquellos que le rodean.
ResponderEliminarSaludos.
Bien resumido, Tomás, así es, nada de agonías, a eso sí le tengo miedo.
EliminarUn fuerte abrazo.
Has tocado un tema, querido Enrique, que no me gusta nada, pero nada de nada. Leerte esta entrada ha sido con el corazón encogido. No lo puedo evitar. La tengo pánico. No porque me tenga que morir yo, sino por el dolor que me produce ver morir a las personas queridas. Ese dolor es insoportable y tarda en sanar. El dolor de ver partir a los seres queridos.
ResponderEliminarYa sabemos que la muerte forma parte de la vida, y toda la teoría, amigo mío. Pero es doloroso. Y no me gusta hablar de este tema. Creo que deberían habernos concienciado desde niños el que la muerte sea nuestra amiga, no nuestra enemiga. Yo recuerdo cuando era niña cuando se murió mi abuela, me escondían para no ver su entierro y a las personas llorando. Como si la muerte fuera un ogro. ¿Cómo no la voy a tener miedo? si así me lo hicieron ver. A la muerte como un ogro.
En cuanto a hacer testamento, yo lo hice hace un año. Y lo que sí me gustaría dejar escrito es: "A MÍ QUE ME LLEVEN LAS FLORES ANTES DE MI FUNERAL, EN VIDA". No me gusta toda esa pamplina me parece una absurda tradición. La de tener que llevar flores el día de los Santos. ¿Para qué? si los muertos no lo ven. Pura hipocresía. Lo importante es acordarse todos los días de ellos y llevarlos en el corazón. El cementerio no me dice nada.
Que pases una feliz tarde, Enrique.
Un abrazo.
Siento haberte entristecido, María. Yo tengo dicho que el día que muera no avisen más que a la familia cercana (muy cercana), y al resto de la familia, amigos y conocidos, que lo hagan al día siguiente. El motivo es evitar que pasen un mal rato.
EliminarDices bien, nos enseñaron a tenerle miedo a la muerte y esos desagradables expositores en los tanatorios, XD, qué horror.
Discúlpame, me salió del alma.
Un fuerte abrazo y gracias por estar, siempre.
En un vano intento de posponer lo inevitable, tendemos a no hablar del tema y en caso de hacer alguna alusión, rápidamente la misma familia intenta quitarte dicho pensamiento de la cabeza. Los hijos no quieren saber nada al respecto, hice un testamento, tras ver lo complicado que es, arreglar las cosas de papeleos y bancos y todo eso, tras una muerte inesperada.
ResponderEliminarGracias por tus generosas y sentidas palabras, de como ha de ser una despedida sin remordimientos ni quejas inútiles.
Un abrazo.
Gracias a ti, Alfred, tus comentarios son, siempre, enriquecedores.
EliminarUn fuerte abrazo.
Y si la muerte te dijera que no es un adiós sino un hasta luego, y que no tendrás la memoria para poder verlo? Y si te dijera que esto de morirse ocurrió tantas veces antes que no podrías creerlo? Y si te dijera que con la misma lógica que uno nace para morir uno se muere para volver? Y si te dijera que los que piensan tanto en ella no tienen nada que temer? Y si te dijera que ella hace lo que el otoño que no es la muerte de ningún árbol o bosque sino su renovación...
ResponderEliminarAbrazo amigazo -dicho en argento- al otro lado del charco atlántico y de este lado del charco de la vida por muchos años aún...
Muchísimos, querido amigo Carlos.
EliminarRecuerdo, leyéndote, aquella frase de Benedetti que decía, más o menos: "Mira que, si después de la muerte no hay nada, vaya desengaño".
Un fuerte abrazo desde el alma que anda muy cerca de la tuya.
Es un tema un poco tabú o mejor dicho, un tema un tanto dificil de leer pues a todos nos dá mucho respeto la muerte .
ResponderEliminarPero tú , con tu sabiduría que la demuestras cada día , lo has contado con una sutileza que creo, nos ha gustado a todos .
Leerte siempre en un gran placer .
Un gran saludo.
Gracias, Joaquín, has conseguido que la cara se me ponga "vermella".
EliminarUn fuerte abrazo.
Es ley de vida y nuestra esperanza es que nos encontremos con una vida mejor, no exista el dolor, el odio ni la venganza y todo sea paz y felicidad.
ResponderEliminarUn abrazo.
Eso esperamos todos, Antonia, eso nos mantiene vivos, capaz de resistir cualquier desvarío y encendida la vela de la esperanza.
EliminarUn fuerte abrazo.
Sin duda, amigo Enrique, que ahí vivió alguien que supo despedirse con alegría. Tras haber vivido en esa misma consonancia.
ResponderEliminar¡Hola y adiós!
Cuando venga a buscarte, a buscarnos, se inicia un camino, por llamarlo de alguna manera, en el que los valores mundanos, que hoy pudieran generar preocupación, documentos, etc. La condición humana de cada uno, pensamientos y sentimientos, por loables que puedan ser o haber sido, dejará de tener sentido.
No le quito un ápice de realidad a tus palabras. Al contrario, son tuyas y están vivas. Y tienen ese sesgo de profundidad y dulce expresión. Pero...
¿Serán así las cosas con un pie al otro lado? ¿En ese primer paso?
Creo, amigo, o en lo que sé, que al poco de haber partido, al "vivir" en una nueva escala de valores, realidades, nada que ver con lo de aquí, lo de aquí empieza a diluirse...
Y si bien es cierto que hoy puede que se valore lo que aquí queda, quienes aquí quedan, lo que quiera que hayamos compartido, cabría que...
Permíteme un juego de palabras, dada la posible trascendencia de lo que sigue.
¿Y si nos planteasen volver, al cabo de pocos días... Y ya no tuviésemos motivos para ello?
Fuerte abrazo, querido Enrique. Seguiremos viéndonos por estos lares durante mucho tiempo. ¡Ni preocupar!
Una buena pregunta la tuya, querido Ernesto, quizás el tema merece algún nuevo post que apoye o puntualice a este. ¿Te atreves? Quedo sonriendo y, sí, como no, tenemos toda una vida por delante para andar por estos benditos lares.
EliminarUn fuerte abrazo.
Buen día de viernes, amigo Enrique.
EliminarLo que propones quedaría bien en el Ateneo cualquier viernes "la nuit" ante el respetable grupo de amigos tuyos. Ambos de ponentes explicando las cosas de aquí y de "allí".
Tú con más soltura las primeras, como denotan tus textos de los últimos tiempos, y yo esbozando lo que para algunos sería... ¿cómo decir?... ¿de locos?
De todas formas es mejor que cada quien llegue a sus propias conclusiones!
Abrazos. Buen finde!
Siempre acertado, querido amigo, nunca puntada sin hilo.
EliminarLeyendo ahora los comentarios anteriores, curiosos algunos y sus "prevenciones", diré que Carlos Perrotti está en lo cierto.
ResponderEliminarY Benedetti, equivocado! Si bien a este último me consta que sus palabras son un juego...
Chao.
Estoy de acuerdo en tus dos puntualizaciones, querido amigo, como no. Perrotti, como tú, es un gran pensador y Benedetti, en el argot vigente, sería un "cachondo".
EliminarChao.
Hola Enrique, pocas veces se habla de la muerte con tanta claridad y afecto. Gracias por recordarnos que prepararse para irse también es una forma de cuidar a los que se quedan. En mi caso al haberla tenido tan cerca, creo que eso me hace mirarla también de una forma más afectuosa y familiar, porque paso de largo y agradezco esta segunda oportunidad. Sobre instrucciones y testamentos ya los tenía hechos décadas antes de la enfermedad, porque todo lo que se pueda dejar arreglado es poco. Incluso tengo organizado mi testamento digital sobre las posesiones no terrenales de mi huella en redes. Un abrazo
ResponderEliminarVaya, querida Neuriwoman, emociona leer algo que supone conocer lo inesperado como ha sido hoy para mí tu forma de "desnudar" tu realidad. Solo puedo añadir: ¡¡¡Enhorabuena!!!
EliminarSi la muerte me hablara seguro me desmayo o muero de la impresión, al instante.
ResponderEliminarComo dice el dicho: Una cosa es con guitarra, y otra con cajón.
Así que imagino y me solazo con las posibilidades que quizás entrañe la muerte, claro que cuido visualizar las agradables, por ejemplo: Pasear etéreos por el universo con mi amada, en una eternidad de amor. Un sueño, que en vida deseo y procuro alcanzar para mi muerte, con una cuota de desprendimiento, consolando el desconsuelo de otros, en la esperanza que su gratitud pese tanto o más, que mis flaquezas.
Esta despedida, escrita con esencia de añeja reflexión, es un espejo para mirarse... antes de partir.
Saludos.
Saludos, incógnito pensador.
EliminarAmigo, no quiero que la Parca me avise. NO. Quiero partir de este plano sin enterarme.
ResponderEliminar¿Miedo? No a la muerte, sí al sufrimiento, al dolor físico. Repito: quiero partir sin enterarme.
Sí me da pánico tan siquiera pensar que mi hija pueda partir antes que yo. ¡Eso tal vez no podría superarlo!
¿Los papeles, seguros etc .etc.? Enrique querido NO SOMOS IMPRESCINDIBLES. Siempre podrán resolverlo quienes necesiten toda esa información.
En todo caso, sí tengo anotadas claves y detalles y guardo en un cajón -que mi hija sabe- título de propiedad y algún que otro documento importante.
También creo que la muerte "no es un adiós sino un hasta luego" como dice el amigo Perrotti.
Hay quienes afirman que han muerto algunos minutos y que lo que vieron en ese otro plano ha sido maravilloso. ¿Será? Bueno, me quedo con esa imagen y duermo tranquila.
Fuerte abrazo en un día por demás lluvioso que tira por tierra mi publicación de mañana, en la que cuento del sol y mis paseos.
Y, ya termino, he estado toda la semana -además de algunas caminatas- con turnos médicos...¡Otro tema!
Otro abrazo
Estoy con tu sentir, dulce Lu, morir, sí, agonía, no. Siento lo de tus visitas a los médicos, pero espero que sea por asuntos leves o llevaderos. Yo he llegado a acostumbrarme tanto que hasta tengo amigos entre ellos (los médicos).
EliminarUn fuerte abrazo y, ah, he leído ty post de hoy ... encantador, como siempre.
P/D: ¡perdón amigo! Olvidé lo más importante: estoy aplaudiendo con mucha energía tu último párrafo! ¡Así se hace Enrique querido!
ResponderEliminarVa mi tercer abrazo del día
Gracias, dulce Lu, a veces, yo mismo me sorprendo de lo que soy capaz de escribir ya hasta dudo de que haya sido escrito por mí. Jajajaja.
EliminarUn abrazo muy fuerte.