06 septiembre 2025
- Cuantas veces no hemos soñado (aún hoy), que, en un punto determinado de nuestra vida, una imaginaria punta de tierra que se adentra en el mar nos llama para que nos unamos a la búsqueda de su punto final como si se tratara de saber si ese era el camino que conducía al Paraíso prometido.
- Cuántas veces nos hemos quedado sin saber si ese sueño lo era o lo que estábamos viendo no era más que una imagen de nuestra lucha diaria para mantenernos a flote en nuestro mundo y en el rumbo correcto.
- ¿Qué conclusión puedo sacar de estos silenciosos y no sé si imaginarios sueños?
- Quizá la verdadera pregunta no sea si ese camino nos lleva al Paraíso, sino si estamos dispuestos a recorrerlo sabiendo que nunca habrá certezas absolutas. Porque en esa escollera que se pierde en el mar, en ese sueño que se confunde con la vigilia, se revela la paradoja de nuestra existencia: avanzar sin saber, desear sin poseer, buscar sin garantía de encontrar. Como escribió Albert Camus: “El absurdo nace de esta confrontación entre la búsqueda humana de sentido y el silencio irracional del mundo.” Y, sin embargo, seguimos caminando. Porque en ese gesto (el de seguir adelante a pesar de todo), se esconde, tal vez, nuestra forma más auténtica de esperanza.
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