Un pasillo de sombras y luz, como la vida misma
28 agosto 2025
- Seguramente nos ha pasado a todos alguna vez o varias en nuestra vida: No sabes cómo, pero te encuentras metido en una larga y estrecha calle donde figuras extrañas te acechan y el final de la calle parece inalcanzable.
- He tenido muchas veces esa visión en distintas y escasamente lúcidas pesadillas, pero no hace mucho, unos meses, quizás un año, tal vez dos, algo cambió con su aparición, sí, justo al abrir los ojos vi un enorme fuego de luz blanca, me sentía como si un licor mágico me envolviera mientras oía voces a mi alrededor hablando entre sí y con un mensaje que percibí lúcidamente: "Todo ha salido bien, llevadlo a recuperación y luego a la habitación." Esa voz se acercó a mí y me susurró en el mejor de mis oídos: "Todo bien, Enrique, en dos días para casa".
- Bien, supongo que cualquier lector con un mínimo de experiencia en ir arrancando largas y lejanas hojas del calendario, se habrá imaginado de qué hablo. Pasar por un quirófano, al menos en mi caso - y ya son muchas veces en mi vida - es como ir y volver, me voy preocupado, pero vuelvo loco de alegría agradeciéndole a mi suerte y a quien me cuida y a quien dirige mi vida desde que recuerdo haberlo hecho, que todo, el todo, es un segundo, tanto para ir, como para volver.
- La vida es un suspiro, un segundo que puede marcar el fin o el renacer. Pasar por un quirófano es cruzar una frontera invisible donde todo puede cambiar, y abrir los ojos después es un privilegio que no siempre se concede. En ese instante, uno comprende lo diminutos que somos frente al misterio de existir, y lo mucho que deberíamos agradecer cada latido que nos permite seguir. Por eso resulta incomprensible que el poder, esa absurda construcción humana, nos distraiga del verdadero orden de lo importante. Porque lo esencial no está en lo que se impone desde fuera, sino en ese segundo que puede apagarse sin aviso. Ahí, justo ahí, está el valor de una vida.
Me encanta leerte, porque siempre eres tan positivo, y me haces ver el valor de las cosas, amigo ETF, de verdad, leerte es un verdadero placer.
ResponderEliminar¿Y quién no ha pasado por un quirófano? precisamente hace unos meses me operaron, nunca había estado en un quirófano, y ya puedo hablar de esa experiencia, aunque en mi caso no me durmieron y oía hablar entre los profesionales de cómo lo iban haciendo. Una experiencia inolvidable. Pero sobre todo, cuando les oyes decir, todo ha ido bien, es cuando la alegría es indescriptible en ese momento de tanta angustia. Por eso mismo, como bien dices, estamos entre la oscuridad y la luz, la vida es un segundo.
Por cierto, me encantan los grafitis, yo siempre que veo alguno hago fotos.
Un abrazo.
Gracias, María, eres muy amable. Por cierto, compartimos gusto por los grafitis y por esa enorme alegría que da ese segundo final antes de decirte que todo ha ido bien en tu estancia en el quirófano.
EliminarUn abrazo de viernes.
También el valor está en que nos compartas tan lúcidas vivencias, Enrique. Y tan bien transmitidas "justo al abrir los ojos vi un enorme fuego de luz blanca, me sentía como si un licor mágico me envolviera mientras oía voces a mi alrededor" Invalorables realmente. Como tu mirada.
ResponderEliminarAbrazo admirado una vez más.
Gracias, amigo, me hiciste enrojecer.
EliminarUn fuerte abrazo, maestro Perrotti.
Un largo y solitario callejón, que excita la imaginación. Hay una parte que da el sol y otra que da la sombra. Si el sol es demasiado fuerte yo escogería la sombra.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hoy por hoy, una buena elección, Miradas. Si hablamos de algo intangible, también.
EliminarUn abrazo de viernes.
Muy cierto. te mando un beso.
ResponderEliminarGracias. Un fuerte abrazo, escritora
EliminarUn gran saludo amigo.
ResponderEliminarLa temperatura ha bajado bastante hoy aqui , para mi mal...ya sabes que soy uno de los de los 10% que nos gusta el verano y el calor , moderado , eso si .
Feliz viernes .
Por aquí también, ya hay que dormir envolviéndose en la sábana.
EliminarUn abrazo, Joaquín
Esas experiencias de las que haces gala, querido Enrique, son, han sido, consustanciales contigo. Tu vida, tu llegada, tus lecciones verdaderas por trascender, etc. Y son parte de tu sabiduría a día de hoy, donde ya estamos en el consabido tramo de, "los que tenemos una edad". ¡Bendita sea!
ResponderEliminarQue la vida sea como afirmas un suspiro, apenas un pestañeo dicen otros, en comparación a la inmensidad del tiempo. (Que ya te confirmo que no existe). No dejaría de ser más que, en la peculiar mentalidad humana, que tiende a confundir el "soñar" en el que se enreda, con la "realidad" que siempre es, ese valle de lágrimas en el que, recurrentemente, suele chapotear.
Instantes como el que describes, amigo, los vivo uno tras otro, como cualquiera. Pero comprendo el matiz que tú le das a ese en concreto.
¿Diminuto? ... ¿Con mi 1.83 cuando hice la "mili"? :)))))
Y sobre tu "misterio", nada que decir. A mí "me susurraron al oído" hace ya muchos años, su razón de ser!
Son de agradecer tus reflexiones siempre. Que a su vez motivan las mías.
Fuerte abrazo, Enrique. Bonito finde!
Gracias, querido amigo Ernesto. Nunca me dejas impertérrito con tus comentarios y aún más en tus magníficos y singulares artículos en tu blog.
EliminarMedir 1.83 m es tener aspecto de gran jefe y de buen "gastador miliciano". Tu alma y sabiduría van a la par.
Un fuerte abrazo.
Muchos no somos conscientes de ese breve instante en que todo puede encenderse o apagarse, por eso disfrutemos y valoremos el seguir despertando cada día! Un abrazo Enrique!
ResponderEliminarClaro, eso es, María Cristina, sigamos viviendo ... eso es lo que nos toca.
EliminarUn abrazo de viernes.
Mi experiencia con los quirófanos no es muy grande que recuerde con anestesia general dos el primero me operaron un quiste dermoide sacro coxígeo y la ultima la operación de hombro hace casi tres años.
ResponderEliminarEn la primera salir de quirófano a la habitación y me puse a leer el libro de Marcelino Pan y Vino justo en el pasaje en que le subía Marcelino pan y vino al Cristo del desván. En la ultima no recuerdo si pase por la REA.
Saludos.
A mí me llevan siempre a la REA, Tomás, además han de tomar muchas precauciones con la anestesia pues corro el riesgo de no despertarme, lo cual es propio de mi enfermedad (FSHD), que no se me permite tomar relajantes, ni tranquilizantes.
EliminarEn fin, ánimo, seguiremos en la brecha.
Un abrazo.
Ainda não passei por um quirofano...
ResponderEliminarDiz um fado de Lisboa, "ninguém sabe para o que está guardado..."
Um beijo, estimado amigo.
Majo Dutra
Gracias, Majo, ese es un gran Fado.
EliminarUn fuerte abrazo.