19 agosto 2025
- Eran los tiempos límites, sí, último año de universidad, tenía que dibujar mi proyecto final de carrera y mi Santa Abuela Rosa, me miraba por encima de sus gafas con una cara de satisfacción que yo solo hoy (ahora), puedo entenderla.
- Todo fue bien, verano de 1969, por fin, ya tenía el título, me quedaba completar mi IPS y así lo hice ejerciendo de Alférez de Complemento en esa bella Ciudad de Zaragoza en Pontoneros, donde mucho aprendí. Del 20 de diciembre al 20 de abril y ya estaba licenciado, pero es que en el primer día de julio del 70 ya tenía mi primer trabajo como flamante aparejador de nuevo cuño y como no ... mi amor ya estaba atrapado en las redes de su alma, de su encanto y de su forma de ser. En octubre de 1972, nos casamos y en 73 ya fuimos padres.
- Esa acelerada enumeración de sucesos vitales para este viejo habitante del mundo más feliz que jamás nadie haya conocido, no olvida aquellos duros años de esfuerzo antes de lucir ese título en la mejor pared del despacho de nuestro hogar de RL y que luego fue la habitación del niño con el cual tuve que compartir, sueño, sueños, lloros, trabajo y muchas ilusiones.
- No olvidaré aquellos años en que tenía novia, jugaba al fútbol en los juveniles de la DAMM, trabajaba de ocho a tres en una compañía de seguros y de tres a diez iba a la Escuela de Pedralbes, lo cual me permitía mi profesor de "Construcción" que me dejaba llegar a las tres y media a la clase y no sólo eso, me gané el afecto del profe y le faltaba sólo aplaudirme cuando entraba a la clase.
- Tiempos difíciles, tiempos felices que lo eran sin que lo supiéramos, sin que nos diéramos cuenta. Padres y Abuelos nos dieron ejemplo y todo nos parecía normal, necesario y hasta obligatorio. Tiempos en que se premiaba el esfuerzo, la fidelidad, la sinceridad y el buen comportamiento, aunque a nosotros nos pareciera que éramos los mejores, animados juerguistas rockeros y reyes del guateque que jamás hubiera existido.
- No me gustaría hacer comparaciones entre mi mundo del ayer y el mundo de hoy, no, pero sí debo agradecer a la vida que me dejara vivirla como yo quise hacerlo y pedirle a ella (a la vida), que le deje hacer lo mismo a todos los que nos van a suceder.
- Y así, con la mirada serena y el corazón agradecido, solo me queda aceptar que cada época tiene su forma de ser, sus valores y sus sueños. Hagamos que eso sea posible si parte de ello pudiera estar en nuestras manos. Dejaré aquí una cita de Tolkien que me parece muy oportuna:
“No podemos elegir el tiempo en que vivimos. Solo podemos decidir qué hacer con el tiempo que se nos ha dado.” J.R.R. Tolkien
Que buenos tiempos aquellos el de estudiante y la ilusión que te hacía finalizar los estudios.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sí, VdF, así es, aunque, siendo fiel a la realidad, diré que siempre, en mayor o menor grado, he sido feliz, siempre he tenido en la vida proyectos ilusionantes a los que dedicarme con entusiasmo. He tenido, siempre, mucha suerte.
EliminarUn fuerte abrazo.
Tolkien tiene razón. te mando un beso.
ResponderEliminarGracias, querida Judit.
EliminarUn fuerte abrazo, escritora.
Nos dejas una evocación que nos llega al alma, amigo... Poco más puedo decirte...
ResponderEliminarUn abrazo fuerte
Me dejas sonriente, amigo Ildefonso.
EliminarGracias, maestro de la fotografía.
Cabría, querido amigo Enrique, que a un cierto nivel de «realidad» , sí "escogiésemos" el tiempo en qué vivimos.
ResponderEliminarFuerte abrazo.
Puedo estar totalmente de acuerdo con esa petición querido amigo Ernesto, como no, mi vida de hoy (la real), siendo aparentemente muy evocativa, es tan feliz como han sido todas las etapas de mi vida, bueno, feliz y divertida.
EliminarUn fuerte abrazo, brillante pensador.
No sé quién es Grok pero la imagen está muy tierna! Tiempos pasados vividos y recordados con emoción, mirar atrás y sentirnos felices, qué más si además ya lo somos, un abrazo Enrique!
ResponderEliminarGrok es una aplicación que viene en el Twitter que maneja informaciones y ayuda a crear imágenes dándole un texto de lo que quieres.
EliminarMe voy a quedar con tu frase: "mirar atrás y sentirnos felices, qué más da si además ya lo somos".
Un fuerte abrazo, María Cristina.