27 mayo 2025
- El camino no se hace largo, se hace difícil, sólo una fuerte creencia en el sentimiento de quien ocupa tu corazón compartido, al igual que Ella lo hace con el suyo, nos ayuda a apreciar lo vivido y lo poco o mucho que nos quede de seguir en él.
- Al final del camino, donde el sol besa la tierra y el viento acaricia los recuerdos, encontramos un rincón de eternidad. Allí, con su mano entrelazada a la mía, cada latido es un eco de dicha, cada susurro, un poema sin palabras. Vivimos el ocaso no como un adiós, sino como un renacer en la luz de nuestros días compartidos. Y en su mirada, la promesa de que el amor nunca se desvanece, sólo se transforma en esencia pura, en el silencioso susurro de la brisa de un sueño, en el calor del último sol.
Uy que romántico, me has hecho suspirar. Te mando un beso.
ResponderEliminarEres una chica muy sensible, querida Judit ... quizás por eso seas una gran escritora.
EliminarUn fuerte abrazo.
Un rincón de eternidad... donde somos realmente
ResponderEliminarPaz
Isaac
Y ahí queremos estar.
EliminarUn abrazo, Paz e Isaac
Cada instante vivido deja huella y acompaña. La vida les da la oportunidad de vivir cada momento a plenitud.
ResponderEliminarAbrazos
Así es, Soñadora y para mí, a medida que el camino se estrecha, más o mucho más.
EliminarUn fuerte abrazo.
Amigo Enrique.
ResponderEliminarEs más que gratificante leer palabras como las tuyas. ¡Reales. Sinceras hasta la médula! Y por ello vivas. Serenas. Ayudan a centrar la vida en el tramo actual.
Me han recordado al canto del petirrojo en las tardes otoñales.
Fuerte abrazo, hombre afortunado.
Gracias, amigo Ernesto. Mi autoestima está por encima de las nubes gracias a tus amables comentarios.
EliminarUn fuerte abrazo, amigo.
De nuevo Enrique.
ResponderEliminarMe he permitido utilizar esta fuente clara, viva, que sabe, y sabe expresarlas, que son hoy tus palabras en tu blog, Y las he publicado en el mío.
Y de nuevo un gran abrazo.
Bien hecho, amigo Ernesto, voy a verlo en cuanto pueda. Por cierto, gracias a ti y a nuestra Maia, fui descubierto en este rincón del olvido y ahora mira ... admira tu capacidad de liderazgo.
EliminarEs tan hermoso lo que has escrito, que deleitas los ojos y el corazón de los que te leemos. Hay en tus palabras mucho amor y agradecimiento a la vida por ese compartir tan maravilloso.
ResponderEliminarY a parte de eso, una forma de expresarlo, que ha sido precioso leerte.
Un abrazo Enrique, y que la vida te siga regalando este sentir tan bonito en compañía.
Gracias, Elda, eres muy, muy amable. Dios te oiga.
EliminarUn fuerte abrazo.
Gracias, Carlos, así lo quiero sentir.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Hola Enrique, es gratificante esta reflexión sobre el ocaso de nuestras vidas, tan llenos de amor como de ilusión en cada momento que volvemos a renacer en su luz de miradas compartidas. Me ha gustado muchísimo y es que renacer es maravilloso. Saludos
ResponderEliminarRenacer, por muy utópico que parezca, neuriwoman, siempre es posible, quizás tan solo se trate de saber cómo hacerlo.
EliminarSaludos.
Amigo Enrique, me emociona saber de ti y me satisface verte nuevamente en tus palabras, pues, leerte es como charlar y tenerte frente a mí, pues así de clara y sentida es la lucidez de tu pluma al escribir.
ResponderEliminarSolo las personas extraordinarias pueden amar de una forma extraordinaria. Por ello tu esposa y tú comparten sentimientos superiores que logran vencer todas las dificultades, incluyendo las causas perdidas, la salud, los malos momentos y el paso del tiempo. Son dueños de ese amor verdadero que desafía los sentidos y el entendimiento, pues a un amor así no necesitas verlo para saberlo, no necesitas tocarlo para creer en él, no necesitas abrazarlo para tenerlo, es más intenso que el mayor dolor, más fuerte que cualquier adversidad y aunque lo atraviesen mil huracanes no se desvanece ni desvanecerá jamás, porque cuando dos almas se unen se vuelven una sola y tienen principio pero no conocen final, porque pueden arrancarnos la vida, pero a un amor así… jamás.
Enrique… Mil bendiciones para ti, tu pareja, tu familia. Te mereces lo mejor de lo mejor (y la tienes a tu lado).
Cuídate mucho, para la alegría y bienaventuranza de todos los que (como yo) te valoramos, admiramos y deseamos el bien.
Personas como tú, hacen que este mundo sea un lugar mejor.
¡Bendiciones!
Gracias, Juan Carlos, me siento abrumado por tus palabras las cuales agradezco y mucho, pues me son muy necesarias para esta parte final de mi camino.
EliminarUn fuerte abrazo.