14 marzo 2025
- Un gran desierto ante mí y al final una montaña. Yo era muy chico, pero empecé a andar y mientras iba creciendo me daba cuenta que algún día conseguiría llegar al pie de la montaña.
- Iba haciéndome mayor y cuando más fuerza tenía conseguí llegar. Sin parar inicié la subida a la montaña, estuve años y años subiéndola, muchos años y cuando ya mis fuerzas empezaban a flaquear llegué a la cima. Me llené de orgullo y miré al horizonte y no había nada. Era como si un mundo espacial sin color, sin forma, sin materia, se plantara ante mis ojos desafiando mi inteligencia.
- Miré hacia abajo y me di cuenta de que la montaña no terminaba nunca, era como un foso infinito, oscuro como la mayor de las sombras y sin final. Me miré las manos, estaban arrugadas y ya nada quedaba de aquel niño que un día quiso llegar a la cima de la lejana montaña. No obstante, y a pesar de la dificultad del momento, me di cuenta de que una enorme sensación de felicidad inundaba mi alma, mi ser y mis pensamientos.
- No pensé en descender, solo me quedé allí, en la cima, esperando … y allí sigo, soñando.
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