02 noviembre 2025
- Hoy, en este día de recogimiento y memoria, quiero rendir homenaje a quienes, sin pedirlo, nos enseñaron a vivir con dignidad, esfuerzo y ternura. A esos Padres que, en plena postguerra y con sus silencios, supieron levantar hogares llenos de vida, de hijos, de abuelas, de pan compartido y de sueños que no cabían en las estrecheces del momento.
- En mi casa (la de mis Padres), vivíamos felizmente con ellos, yo mismo con mis dos hermanos y mis dos abuelas. Y aunque no había lujos, sobraba lo esencial: amor, respeto y esa mirada cómplice que mi Madre, mi querida Paquita, me lanzaba cuando llegaba de madrugada. Ella no dormía hasta que yo cruzaba la puerta. Y no hacía falta palabra alguna: sus ojos hablaban por ella. Me reprochaban con dulzura, me abrazaban con paciencia, me recordaban que el amor también es desvelo.
- Esta mañana, tras el habitual golpe de tibia contra la esquina de la cama (ritual que parece no querer abandonarme), y con el primer café en mano, me he puesto a pensar en todos esos Padres que, como hacía el mío, como hice yo mismo en otro tiempo, como tantos otros, han pasado noches enteras esperando noticias de sus hijos. Hoy, mientras muchos de ellos caminan por la madrugada esperando una señal en su teléfono en señal de "¿Papá, vienes a buscarme?". Señales que terminan con un mensaje esperado, yéndolos a recoger de su noche de calabazas, danza, copas y amistades olvidadas, a todos ellos yo les envío un abrazo. Uno grande, sincero, lleno de gratitud.
- Porque criar no es solo alimentar. Es sostener, acompañar, resistir. Es construir un mundo donde los hijos puedan equivocarse sin miedo, volver sin culpa, crecer con raíces. Y eso hicieron nuestros padres. Eso he intentado yo, cada día, con quienes nos sucederán y me siento feliz por ello. Ser Padre (Padres), es darlo todo sin esperar nada a cambio.
- Me despido rezando. Dando gracias a la vida por haber tenido unos Padres que supieron amar sin medida, unos hermanos que aún me acompañan, unas abuelas que tejieron ternura en cada rincón. Gracias por esa gran familia que me enseñó que vivir es, ante todo, compartir.
- Decía mi Madre y acertó: "Enrique, tú serás un tipo con suerte toda tu vida".
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