27/09/25

Del guateque al algoritmo: ¿quién guía a los jóvenes?

 


27 septiembre 2025

- Hubo un tiempo en que enamorarse no era cosa fácil, el control de la moral era cuasi policial y arrancarle una caricia, un abrazo y no digamos, ya, un pequeño beso, a tu otro ser pretendido era una verdadera proeza. Las madres o las abuelas se asomaban por las ventanas aún y a riesgo de perder la vida en un alargamiento corporal tremendamente peligroso, para ver si los niños se propasaban en el portal.

- Ir a las Fiestas (que ahora queremos recordar como guateques), era un signo de distinción pues debía evaluarse al invitado por el Padre y la Madre del promotor de la fiesta casera y pasar la prueba de idoneidad, es decir, la de ser un chico de padres honrados, de no conocérsele amoríos de mal fin y de si iba a aportar música decente (discos de vinilo), algunos dulces hechos por la familia del invitado y de mostrar una buena y digna presencia.

- Pues todo aquello que parecía exagerado, pero inevitable en aquellos ya olvidados años 50, 60 y hasta 70 para los más jóvenes, ¿en qué ha quedado hoy ese férreo formato?, ¿qué queda de aquella falsa o no, pero real, moral de la época?, ¿no existen ya esas fiestas del ayer?, ¿en qué se han convertido?, ¿dónde se enamoran hoy los jóvenes?, ¿de ser joven cual es el tiempo que fue mejor para cubrir sus etapas de enamoramiento, aquél nuestro o el variado y surtido panel de ofertas que el libre y atractivo mundo del ocio actual les ofrece?

Hoy, en este mundo que se nos presenta como libertino, donde la moral parece haber sido desterrada y la independencia juvenil se confunde con abandono, muchos padres han cedido el timón del acompañamiento, dejando a sus hijos a merced de un sistema que los etiqueta de rebeldes, maleducados y sin compromiso. Pero no es la libertad la culpable de las desgracias, sino el olvido de que educar en ella requiere presencia, ejemplo y afecto. La libertad bien enseñada no corrompe, sino que salva. Y si alguna esperanza cabe, es la de que volvamos a mirar a los jóvenes no como problema, sino como promesa: con atención, con políticas que los reconozcan, y con adultos que se atrevan a guiarlos sin imponer, a estar sin invadir, a amar sin vigilar. Porque ellos, y no nuestras nostalgias, son el verdadero futuro del mundo.


N: La fotografía suele atribuirse al fotógrafo alemán Thomas Höpker, aunque en algunos casos se ha confundido con trabajos de Elliott Erwitt por su estilo espontáneo y cargado de ternura. Aclarar que la imagen se usa con fines ilustrativos y sin ánimo de lucro.



22 comentarios:

  1. A mi me parece que han cambiado los tiempos de un extremo a otro. Antes era demasiado estricto y ahora al albeldrío. Ni una cosa ni la otra. Debería ser un término medio. Hoy en día los hijos tienen demasiada libertad, y no te puedes meter porque no te dejan. En cambio antes, era todo lo contrario, demasiado estrictos los padres. Así que nosotros hemos tenido un papel peor. Dominados entonces por los padres y ahora por los hijos. ¿Culpable? la sociedad con tanta libertad. Hemos pasado al otro extremo.

    Espero que estés teniendo un feliz día querido amigo Enrique.

    Un abrazo enorme.

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    1. Gracias, María, estoy con nietos hasta en la sopa. Me maravilla lo mucho que alimentan nuestras ganas de vivir. Son tiempos difíciles, María, esperemos que no sean añorados.
      Un fuerte abrazo.

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  2. Nos vamos de un extremo a otro. Ahora la juventud lo tiene más dificíl y con eso me refiero al sexo no consentido.
    Un abrazo.

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    1. Así es, Ventana, esperemos que al final el futuro obligue a una reconducción y una vuelta a las formas.
      Un fuerte abrazo.

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  3. Hola Enrique, coincido contigo en que la cuestión no está en idealizar el pasado ni en demonizar el presente, sino en asumir nuestra responsabilidad como adultos: acompañar con presencia y afecto. Aunque creo que antes ese acompañamiento era más fácil en cuanto que ahora las familias viven más desperdigadas, lejos de tíos y abuelos, los padres están solos y se tienen que multiplicar para atender hijos y trabajos absorbentes . Abrazos

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    1. Un mundo difícil, querida Neuriwoman, a mí, a veces me da miedo, incluso , tener que opinar.
      Un fuerte abrazo de domingo noche.

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  4. Ahora se tiene miedo a educar y mucho más a dar limites. Te mando un beso.

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    1. Eso parece, querida Judit.
      Un abrazo, escritora.

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  5. Sobre la vida actual de los jóvenes, uno, que vive en su caverna, ya no se atreve a decir nada... "Mí no entender...", podría decir como el indio, aunque ahora parece que la palabra indio está rigurosamente prohibida... Son otros tiempos y no tengo claro de a donde nos conducirán...
    Un abrazo, amigo

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    1. Psssssss, estoy contigo, Ildefonso. Ya no es cosa nuestra.
      Un fuerte abrazo, maestro de la fotografía.

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  6. Querido amigo Enrique. De guateques no fui nunca. Pero de enamoramientos... ¡cum laude desde temprana edad! :)))))
    Sin significar "enamoramiento" alguno, más bien la ternura infantil, con mis dos años y medio tras el portón de la casa de mi tía Lolita en Noia, Galicia, mi vecina de enfrente, que puede que contase cuatro años, y en cucliyas ella y teniéndome sobre sus piernas, me daba de mamar el pecho... ¡Santa inocencia natural... de aquellos años, 1951!
    En la misma Noia pero ya con ocho años, y viviendo con mis abuelos unos nueve meses, tuve por novia a "Gena", dos años mayor que yo.
    Volví a mi casa en Mallorca. Pero cuando volví a Noia para casarme con mi segunda esposa, año 2003, pregunté por ella. Casualmente a su madre que ese día estaba celebrando concurso de empanadas en la plaza.
    Llamó a su hija por teléfono y le dijo: Hay aquí un chico que pregunta por ti. Dice que de pequeño jugaba contigo.
    A lo que ella respondió: ¿Pregúntale si se llama Ernesto?
    ¡Habían transcurrido 47 años!

    Encajamos, como aitites (abuelos) de nuestras dos nietas, 14 y 21 años como esos adultos que describes: "...que se atreven a guiarlos sin imponer, a estar sin invadir, a amar sin vigilar."
    Fuerte abrazo, amigo.

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    1. Siempre entrañables tus textos, amigo Ernesto. Me quedo (por emocionarme con él), con este grito: ¡Habían transcurrido 47 años!
      Un fuerte abrazo, querido amigo.

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  7. Mi hija mayor que está educando a mi nieta menor (por aquello de ser madre a los 42) tiene un gran trabajo, sus compañeras de colegio o amigas hacen vidas muy diferentes, le cuesta encontrar una que empareje, este mundo está muy loco, un abrazo Enrique!

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    1. Sí, muy loco, atrevido e imprevisible, María Cristina. Nosotros ... mirar y acompañar.
      Un fuerte abrazo.

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  8. Hoy día intentas hacer comprender esto a un joven y no se lo creen. Y mas aun si les dices que en aquellos años no nos mezclaban a los distintos sexos ni en los colegios.
    Hoy precisamente me he reencontrado con un antiguo compañero de colegio y el no recordaba las clases mixtas que ya disfrutamos en colegios públicos a mediados de los 70. Algo que en los colegios religiosos dejo de ser de un solo sexo años mas tarde.

    Saludos.

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    1. Cierto, Tomás, este mundo ya no es el nuestro, jajajaja. Es terrible, pero nosotros ya no podemos hacer más que acompañar.
      Un fuerte abrazo

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  9. Hola .

    Yo creo que hoy en día hay un gran problema con nuestros jóvenes .
    No sé bien quien tiene la culpa , pero algo se está haciendo mal .
    No es normal esta actitud de muchos jovenes , esa violencia y ese desenfreno .

    Claro, no podemos querer que sea como nuestros guateques la fiestas de ahora , con la mamá en la puerta mirando y si se apagaba la luz , enseguida "volvia"..ay que tiempos aquello que jamas volveran .

    Todo ha cambiado tanto , amigo..
    Una pena ,pero es asi.

    Y como siempre, gracias por tus palabras .

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    1. Ay, Joaquín, hay una canción de Milanés, que dice: El tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos ..." pues eso.
      Un fuerte abrazo

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  10. Recordamos nuestras fiestas caseras, aprovechando los típicos cumpleaños o santos, luego ya llegaron las fiestas mayores, y al final boites.
    Luego tienes hijos y no sabes bien, bien, como se relacionan, sabes que todo es más libre e intentas que sean responsables con sus actos, pero nunca tienes certezas al respecto.
    Abrazo.

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    1. Cierto, Alfred, lo nuestro se queda en mirar, observar y muchas veces, rezar.
      Un fuerte abrazo.

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  11. Hola Enrique. Pues yo diría, que ni tanto ni tal calvo, son dos extremos que pueden traer consecuencias.
    Creo que antes los enamoramientos se maduraban más, las cosas iban despacio con lo cual te daba tiempo para saber si aquello era amor de verdad.
    Yo fui mucho a guateques pero todos eran con la pandilla de amigos y todos ellos conocidos de antemano, y sobre todo mucho respeto.
    Yo desde luego no cambiaría por ahora, la juventud que tuve.
    Como siempre un placer leer tus relatos.
    Un abrazo Enrique.

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    1. No podría estar más de acuerdo contigo, Elda, yo tampoco los cambiaría por los nuestros.
      Un fuerte abrazo.

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