07 agosto 2025
- Hoy quiero compartir una inquietud que me ronda desde hace tiempo. He notado que muchas personas, (algunas cercanas, otras no tanto), siguen dietas estrictas y rutinas alimenticias con una disciplina admirable. A primera vista, parece que lo hacen por salud, como debiera ser. Pero al mirar más de cerca, descubro que el esfuerzo no está realmente enfocado en el bienestar físico, sino en mantener un “buen body”, como si eso fuera sinónimo de valor personal.
- Y aquí es donde me detengo a pensar: ¿cuántas veces confundimos salud con el perfeccionamiento endiablado del "body"? ¿Cuántas veces nos dejamos llevar por estándares que nos dicen cómo deberíamos vernos, en lugar de como deberíamos sentirnos?
- Según investigaciones publicadas en Frontiers in Public Health (revista de la que ya he extraído algunos artículos para algunos de mis otros blogs), cuando las conductas saludables se motivan por razones estéticas (como perder peso para verse mejor), los efectos psicológicos pueden ser negativos: baja autoestima, insatisfacción corporal y ansiedad. En cambio, cuando el foco está en la salud, los beneficios emocionales son mucho más sólidos y de ello podría yo mismo escribir algunos cientos de párrafos en su favor.
- Entonces me pregunto y pregunto a todo aquel que pudiera escucharme y desde luego no me dirijo a nadie en concreto y sí a todo el mundo en general: ¿por qué esta sociedad sigue valorando tanto el cuerpo y tan poco el alma?
- La belleza no está en la talla, ni en la simetría. Está en la luz que emana de quienes viven con autenticidad, en la ternura de quienes cuidan, en la fuerza de quienes se levantan cada día con esperanza. Recuerdo una frase que me recordaba siempre mi Madre y que decía algo así: “La belleza no está en el semblante, la belleza es una gran luz en el corazón.”
- Esa luz no se apaga con los años ni se marchita con los cambios del cuerpo (me decía Ella, mi Madre), al contrario, se intensifica en quienes han aprendido a mirar más allá de lo superficial, en quienes aman sin condiciones, en quienes ven el alma antes que la silueta.
- La belleza más poderosa es aquella que no se puede fotografiar: la que se siente, la que transforma, la que inspira. Es la belleza de una mirada que siente, de una palabra que consuela, de un gesto que salva. Es la belleza que no necesita filtros ni aprobación externa, porque nace del amor y se sostiene en la verdad. Como escribió Baltasar Gracián (el principal exponente español del conceptismo y que tanto estudié en mi bachillerato de los 50/60):
“El más poderoso hechizo para ser amado es amar.”
- Por último, dejaré aquí una de las citas que encontré entre los libros que heredé de mi Madre y en la que había notas escritas a mano y esta es una de ellas:
“Las personas son como vitrales. Brillan y resplandecen cuando hay sol, pero cuando llega la oscuridad, su verdadera belleza solo se revela si hay una luz interior.”
Elisabeth Kübler-Ross
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