04 julio 2025
- No sé, exactamente, como se llama esta forma de hacer el arroz (la paella es en Valencia, pero en Alicante le llaman "arroces"), pero como casi todos esos platos que se hacen con amor saben a gloria y eso es como el mundo de los humanos.
- Porque, al final, un buen arroz no es solo cuestión de técnica, fuego o ingredientes caros. Es cuestión de equilibrio, de respeto entre sus partes. El arroz representa a las personas: diversas, de distintos orígenes, cada una con su tiempo y carácter. Los demás ingredientes (el caldo, el sofrito, la carne, el marisco, la verdura), son las vivencias, los valores, la cultura, el afecto. Cuando todo se armoniza con paciencia y cuidado, surge algo que alimenta el cuerpo y el alma. Quizás deberíamos aprender de los buenos arroces: a mezclarnos sin perder nuestra esencia, a convivir sabiendo que el secreto está en cocernos juntos, no en competir por destacar siendo más fuertes, más ricos o más poderosos.
Es una buena comparación el arroz y las relaciones humanas, hay que cuidarlo, hidratarlo para que no se seque, no dejarlo solo, acompañarlo para cocción pareja, etc.etc., un abrazo Enrique!
ResponderEliminarGracias, María Cristina. Veo que además de ser una magnífica escritora tienes buena mano para los arroces y supongo que para la cocina en general.
EliminarUn fuerte abrazo ... de sábado.
Una bella reflexión Enrique. Ojalá se haga posible esa convivencia respetuosa y en armonía.
ResponderEliminarAbrazos
Dios nos escuche, Cecilia.
EliminarAbrazo.