03 julio 2024
- A pesar de mis muchos años aún me emociona ver como el Rey Felipe se emociona también cuando abraza a su hija Leonor a la hora de entregarle el despacho de alférez en Zaragoza como fin a su preparación militar. Seguramente mi emoción lo es más como Padre que como adicto a la Corona, que también, pero, ser Padre es algo que me ha dado tanto que jamás podré olvidarlo y es por ello que puedo comprender esa emoción Real.
- A ratos, cuando noto que he estado a punto de caerme al subir al coche o cuando me he dado la vuelta en el baño para coger la toalla grande, pienso que en cualquier momento me llegará la señal o el primer aviso de lo inevitable. El desfallecimiento es cada vez mayor y mis desencuentros benefactores con la rutina diaria son cada vez mayores, pero no por indeseados, no, lo son por inalcanzables.
- Las cuestiones de este mundo me resultan cada vez menos interesantes y/o atrayentes, tengo la certeza de que ya nadie me necesita y aunque los amigos y familiares más cercanos quieran manifestarme su amor, la transparencia es cada vez más notable.
- Hablando de transparencia y para no hacer de esta lágrima un aburrido alegato sobre la inutilidad de la vida a cierta edad, recordaré ahora cuando (hace bastantes años), mi buen amigo el Notario de toda la vida (mi vida anterior), una vez ya había mostrado él sus infidelidades conyugales a toda la "patio informa" de su entorno, me dijo un buen día que me lo encontré comiendo con la otra en un conocido restaurante local: "Enrique, acabo de descubrir que me he convertido en transparente". No le contesté, no hubo tiempo, yo, a veces, sin infidelidades probadas por el medio, me siento igual, ahora.
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