21 julio 2025
- Soltar amarras es una vieja y no siempre doliente interpretación, que se le da a cualquier expresión aligerada y llena de orgullo y vitalidad, que puede expresar todo aquel que suele dejar todo lo material, moral y social que tiene en un lugar y se lanza a la aventura de buscar y encontrar la felicidad y nuevas oportunidades ofrecidas en un nuevo mundo.
- Hoy, quisiera hablar de ello, de esas ilusiones que nos mueve y movió, a todos lo que hemos practicado esa "suerte" de vida, para lo cual habrá que decir que, entonces, no fue fácil tomar esa decisión.
- No fue fácil soltar amarras, pero fue profundamente acertado. En aquel lejano 1978, con tan solo veintiocho años, tomé una decisión que cambiaría el curso de mi vida: dejar mi querida Barcelona para trasladarme con toda la familia a "La millor terreta del mon" (a más de 500 km de mi casa), y asumir la responsabilidad de un ambicioso proyecto de construcción de viviendas de gran envergadura.
- Aquella oportunidad profesional colmaba mis aspiraciones más íntimas. Hoy, más de cuatro décadas después, puedo decir sin titubeos que el riesgo valió la pena. Me fue bien, muy bien.
- Por eso, desde esta experiencia vivida, invito a quienes estén frente a una encrucijada vital o tengan la responsabilidad de orientar a quien pudiera hacerlo, a no temer y/o a que no teman al salto.
- Las oportunidades no suelen repetirse, y la valentía, acompañada de sensatez y autoestima, es el pasaporte hacia un futuro inesperadamente luminoso. Agradezco profundamente haberme atrevido, entonces y siempre, a soñar en grande.
En el 74 con 23 y 24 soltamos las amarras amigo. Y aún de lo duro de algunos años, hoy podemos decir que acertamos. No pesan las decisiones no los varios traslados hasta que asentamos. También animo a no deja pasar las oportunidades. Bien mira ese amarre la puesta de sol.
ResponderEliminarBuena semana Enrique.
Un abrazo.
En el 72 con 23 empezamos nosotros, amiga Laura. ¿Qué atrevidos éramos entonces!
EliminarUn fuerte abrazo, compañera.
Uno debe lanzarse a las oportunidades. Te mando un beso.
ResponderEliminarEso es, Judit, y cruzar los dedos.
EliminarUn abrazo, escritora.
Hola Enrique.
ResponderEliminarDe aquella "suelta" de entonces al punto donde hoy te encuentras. Os encontráis.
Cierto es que bagaje personal había. Y sigue habiendo. Si bien es cierto que, a la vista está, la semilla plantada por tus padres, familia, contexto y demás, ha sido un constante florecer a lo largo de tu vida.
Hoy un placer, amigo, poder compartirlo!
Fuerte abrazo, Enrique.
PD: Enrique-cedor de ánimos! :))))))
Gracias, Ernesto, siempre dispuesto a sacarle punta a tu amabilidad.
EliminarUn fuerte abrazo.
Hay que tomar coraje y decidir, siguiendo el corazón a veces, no siempre la razón nos lleva al lugar que anhelamos, un abrazo Enrique!
ResponderEliminarÉramos muy atrevidos, María Cristina. Mucho.
EliminarUn fuerte abrazo.
Por supuesto, amigo, valentía y sensatez deben ir de la mano...
ResponderEliminarY tampoco pasa nada si no se es suficientemente valiente.
Un abrazo fuerte
Tienes razón, basta un punto de locura y mucho amor, querido amigo Ildefonso.
EliminarUn fuerte abrazo de martes, maestro de la fotografía.
Que buen testimonio el que compartes Enrique, bien dice el dicho , el que no arriesga no gana. Difícil a veces dar el salto, pero luego, al volver la vista se ve que valió la pena.
ResponderEliminarAbrazo
Así es, Cecilia. A los más jóvenes de la casa no me canso de intentar ese espíritu, el inmovilismo, profesional, social y emocional, no es bueno para nadie.
EliminarFeliz miércoles.