Pintura de Seth Armstrong
31 julio 2025
- Indiferencia, atrevimiento, descaro, libertad, libertinaje, contraste ...
- ¿Cuántas veces en nuestra corta vida nos encontramos en la tesitura de tener que valorar la actitud de otros volviéndonos, inesperadamente, en grandes empiristas?
- ¿De verdad somos capaces de ser jueces de lo impúdico?
- ¿Los años nos hacen más nobles, más cautos o, simplemente, algo más estrictos, pero escasamente reconocedores de cuanto amamos a todos esos movimientos que nos llevaron a ocupar la Sorbona en el 68, a sufrir la matanza de Tlatelolco en el mismo 1968 y a ocupar espacios de libertad en busca de la deseada libertad de expresión, de deseos y de un cambio imparable en el comportamiento de las sociedades llamadas civilizadas?
- En un mundo que oscila entre la indiferencia y el descaro, la pintura de Seth Armstrong nos devuelve la imagen cruda de un contraste radical: entre cuerpos desnudos que encarnan la libertad sin filtros y un hombre vestido que parece querer imponer otra narrativa. Así como aquella generación del 68 alzó la voz desde la Sorbona y Tlatelolco, hoy seguimos calibrando el valor de lo impúdico desde la empiria de nuestras vivencias. ¿Es posible abrazar la provocación sin renunciar al juicio crítico? Tal vez esa sea la tensión más humana de todas. Como dijo una vez John F. Kennedy:
“Si no podemos poner fin a nuestras diferencias, al menos contribuyamos a que el mundo sea un lugar seguro para la diversidad.”