21 julio 2024
- Yo no era más que un mocoso, (literalmente, pues mis enfermedades próximas a la otorrinolaringología, me son innatas), y a mis ocho años ya me mandaban a comprar lo que fuera en las tiendas de alrededor de Santa María del Mar.
- Mi abuelo me decía ... "compra lo que llevas en la nota y diles que luego ya pasará tu abuelo silbando".
- Y yo tan feliz allá me iba, hecho un hombre a comprar como un mayor más que yo ya era, aunque luego, ante mi sorpresa, y cuando ya me había llenado la bolsa el hombre de la tienda de Ultramarinos y le contaba lo de mi abuelo, éste se partía la espalda riendo como si le estuvieran rascando la planta de los pies con una pluma.
- Lo peor era que mi abuelo se reía y me abrazaba, todo a la vez, cuando le contaba la extraña reacción del tendero ante la promesa de su silbido. No lo entendía pero yo también me reía ... yo ya era un hombre ... y ahora que ya casi lo soy, puedo reírme de aquello sin que nada me obligue o impida recordarlo.
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