24 mayo 2025
- Cuando los nietos se van haciendo mayores y algunos de ellos ya están en plena pubertad, siempre te preguntan en tono no intencionadamente malicioso, pero sí muy curioso: "Avi, ¿vosotros cómo os divertíais en vuestra juventud?"
- Y los más precavidos contestamos siempre con algo así: Jugando al parchís, al dominó y al Palé, por ejemplo. Otros, más atrevidos les contestan con un ... "con los guateques" y las meriendas prohibidas en el bar del padre de Santiago en la entrada del pasaje San Pablo a base de alguna cerveza de litro para los cuatro y muchas patatas fritas cortadas a mano por la Madre de Santi.
- ¿Y eso os divertía? - insisten. Sí, claro, y los domingos, sin falta a Misa de doce - apostillan los más conocidos setentones, todos ellos falsos defensores de la moral.
- Los abuelos solemos hablar con cariño de nuestra nunca olvidada juventud, pero hay historias que guardamos solo para nosotros, como si fueran pequeños tesoros de un tiempo irrepetible.
- Los abuelos setentones cuando los nietos les preguntan cómo se divertían, cuentan anécdotas dulces y risueñas, pero quizás ocultan aquellos momentos de amor furtivo bajo la luna, las cartas perfumadas llenas de versos tímidos, los bailes donde las miradas hablaban más que las palabras. En su corazón llevan los recuerdos de las emociones más intensas, de los amores secretos que nunca llegaron a ser confesados, de los encuentros llenos de magia donde el tiempo parecía detenerse. Y aunque no lo digan con palabras, lo muestran en la ternura con la que miran a su pareja de toda la vida o en la nostalgia con la que susurran una vieja canción. Porque hay memorias tan especiales que solo el alma sabe contar.
- Dejaré aquí una canción que, en su día y sin que se dijera que así era, fue dedicada a nuestra ya, hoy, muy veterana generación:
Ismael Serrano - Papa Cuéntame Otra Vez
Cuanta razón tienes, Enrique.
ResponderEliminarTodos a esa edad conservamos recuerdos en nuestro corazón que guardamos para nosotros. Al fin y al cabo es nuestra propia historia personal y mejor que nosotros nadie sabe como la hemos vivido hasta ahora.
Siempre es un placer visitarte querido amigo.
Un abrazo.
Gracias, Maripaz, eres un encanto.
EliminarUn abrazo para un tranquilo domingo de mayo (el último).
Hay vivencias que nos hacen ser lo que somos y a veces no las deseamos contar. Te mando un beso.
ResponderEliminarAsí es, querida Judit.
EliminarUn abrazo de domingo, escritora.
Guardamos tantos recuerdos en el corazón, que a veces se escapan y nos permiten revivir momentos bonitos del ayer.
ResponderEliminarAbrazos
Así es, Soñadora, a veces recuerdo esa mueca risueña en el rostro de mi Padre cuando le preguntaba cosas así.
EliminarSoñar, siempre.
Un abrazo
Ay, a que tiempos nos llevas, amigo... Recordandolos podemos explotar como una botella de champan agitada...
ResponderEliminarUn abrazo, Enrique
Es cierto, querido Ildefonso, es cierto. En cualquier caso, fueron tiempos bonitos.
EliminarUn abrazo, maestro de la fotografía.
Que tiempos más bonitos, yo desde luego no los cambiaría por los de ahora donde la juventud va tan deprisa que no paladean igual las emociones, y se cansan tan pronto de todo.
ResponderEliminarYo no tengo nietos, con lo cual nadie me pregunta como nos divertíamos en la juventud, pero bueno se lo he contado a mis hijas que es una generación más cercana, jajaja.
Como tu bien dices en este relato tan bonito, siempre queda algo que no se quiere contar, aunque tampoco sería muy importante y además eran unas diversiones muy sanas, por lo menos en mi caso, :))).
Amores platónicos que te emocionaban el corazón pero nada más. ¡Qué bonito!.
Un gusto leerte Enrique.
Un abrazo y buen domingo.
Gracias, Elda, recordar es vivir y yo, cada día más, me empeño en ello.
EliminarBonito comentario.
Un abrazo de domingo.
La referencia a Bosnia ya denota de cuando es esta canción. Desde entonces ha llovido mucho... Si bien en la actualidad, el "diluvio universal" parece planear de nuevo sobre la humanidad.
ResponderEliminarEs cierto que el alma sabe lo que sabe. Y no está obligada a contar. Y hasta puede que no encuentre razones para ello. Dada la naturalidad de ciertas experiencias...
Gustan, amigo Enrique, esas referencias que últimamente compartes respecto a tu pareja.
Dicen más de lo que tu mismo expresas!!
¡Levanto mi copa ahora por ambos! ¡También por la mía y yo mismo! :))))))
Gran abrazo.
Gracias, Ernesto. Recuerdo una de aquellas muy añoradas frases de mi Santa Madre, en la que decía que llegar a esa edad tardía que supone ver como los hijos levantan el vuelo y dejan el nido vacío, solo es soportable si existe un amor sincero y puro por quien yace al otro lado de la cama desde casi toda la vida y de ello se construye el único soporte posible cual es el amor del uno hacia el otro. Esa fue mi mayor enseñanza, la cual, y como muchos de nuestra generación hemos sabido retener y mantener en nuestra forma de vida hasta nuestros últimos suspiros.
EliminarUn fuerte abrazo señor enamorado.
Se expande el corazón cuando te leo, a ti y a, Ernesto, son tan bonitas personas, ¿y si me adoptan?
ResponderEliminarUn cálido abrazo, amigo
P.D. Ayer veía un vídeo y recordé uno de esos momentos que se guardan muy adentro, lo escribí, lo adorné con el vídeo, lo lancé al ruedo; y sonreí, aún lo hago, si lo hubiese contado en su momento harían leña de mí.
Seré breve, Maia, eres un encanto.
EliminarEsas luces en la memoria vivirán con nosotros mientras vivamos.
Un fuerte abrazo.
Cuantas historias guardamos en ese alma, que son para uno mismo. Bien lo expresas Enrique. Esas miradas que hacemos a la pareja de toda la vida no necesita palabras. Vivimos unos tiempos muy felices y bien disfrutado. Hoy es muy distinto, hay mucha prisa. Nos hubiera gustado tener nietos, para contarles, decidieron que no.
ResponderEliminarHoy mirando entradas antiguas te he vuelto a descubrir. Y he venido a ver quién era ETF en un comentario que dejaste en La Isla de la Aliseda. Gran sorpresa. Aún conservo tu enlace de despedida del otro blog, por si volvías. Un gusto volver a leerte.
La alergia me tiene un poquino parada.
Te deseo un buen domingo.
Un abrazo.
Gracias, Laura. Mi enfermedad ha ido a más a gran velocidad (FSHD), y ya no tengo tiempo de nada, pero una vez asumí lo que venía, encontré donde dejar mis notas, mis sensaciones en un lugar cuasi oculto. Maia y Ernesto me descubrieron y me dejé ver. Ahora acuado de vez en cuando a mis viejos amigos blogueros, pero lo voy haciendo de modo inconstante y cuando puedo.
EliminarGracias, Laura, por tus amables palabras.
Un fuerte abrazo.